Como un pistón desgastado por el movimiento cíclico de los kilómetros que nunca hicimos. Productos de lujo, cristales rotos. Me pregunto hasta cuando mantendré el ácido carbónico y el dióxido de carbono. Y me pierdo en mi cama, que me queda grande. Se avecina otra guerra mundial. Mañanas de café aguado y galletas rancias. Ciudades que cortan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario