miércoles, 17 de noviembre de 2010

A propósito del café


Que el café no es dulce ni la vida es amarga, que el frío a veces es desnudo y el cigarrillo no mata si el humo sale de tus labios. Pero hay otras veces en las que el café sabe dulce y la vida sabe amarga, que el frío paraliza nuestros huesos y el humo del tabaco revela la desnudez de nuestros cuerpos.
Son esas noches, en las que la lluvia no moja y todo pende de un hilo, el sabor del café, quizás la comisura de tus labios. Son esas noches en que buscas el aliento desesperado de una luz que nos transporte a quizás otro lugar donde todo esté en su sitio, o donde no tengas ninguna certeza pero el café sea amargo, la vida dulce, el frío cálido y el humo desdibuje cada uno de los pensamientos de la noche que agoniza.

The shattered soul
Following close but nearly twice as slow
In my good times
There were always golden rocks to throw
At those who admit defeat too late
Those were our times, those were our times

(Anoche recibí una postal. Tenía que escribir algo.)